Mike Alvarado (34-1, 23 KOs) venció y arrebató invicto a Brandon Ríos (31-1-1, 22 KOs), consiguiendo el título interno superligero de la Organización Mundial de Boxeo (WBO), en el Mandalay Bay de Las Vegas, en otro combate histórico que podría ser “mejor pela del 2013″. Y es que la segunda parte de lo que se presume será una trilogía como mínimo, no defraudó a nadie.
La batalla vivida en el Mandalay Bay de Las Vegas por Brandon Ríos y Mike Alvarado fue de máxima adrenalina. La pelea discurrió en dos fases muy distintas:
En los primeros rounds, pareció la continuación de la primera guerra. Ambos boxeadores de tú a tú, fajándose, incluso conectando golpes que ponían en pie al público. Un primer asalto ajustado dio paso a un segundo round, que desde mi punto de visto fue épico. Ríos estuvo en su máximo esplendor y puso a Alvarado al borde del KO. Hasta en dos veces Alvarado se tuvo que recomponer tras los ataques de Ríos, que parecía que iba a acabar el combate por la vía del cloroformo. Pero el mexicano-americano pasó el mal trago y en la tercera encrucijada dio un paso adelante e hizo tambalear a Ríos. Dos asaltos más que increíbles, puro boxeo en su máxima expresión.
En el cuarto y quinto asalto Ríos siguió trabajando muy bien, buscando en todo momento a su oponente que hasta ese momento aun no había puesto en marcha su plan B. “Bam Bam” se anotaba los dos, incluso produjo un corte en el ojo izquierdo a Alvarado, que verdaderamente no tuvo ninguna importancia en la pelea, al igual que el golpe bajo que le propinó Ríos a Alvarado sin consecuencia ninguna.
Y con el sexto llegaron las novedades. La esquina de Alvarado se puso a trabajar y de que manera. La consigna fue clara: distancia, movimiento y golpes a la larga. Alvarado, como un buen alumno, puso todo el plan B encima del ring, y es que realmente fue muy preparado a esta pelea. Las piernas empezaron a bailar alrededor de Ríos hacia izquierda y derecha, marchándose de sus ataques e intentando conectar golpes muy certeros al mentón de Ríos. Ríos desesperaba ocupando el centro del ring, yendo a la caza de una presa que se le escapaba una y otra vez.
Durante la segunda mitad de la contienda, Ríos fue práctimente incapaz de anotarse un asalto. El plan B había surgido efecto. Alvarado entraba a golpear a Ríos y salia de forma admirable. Esas piernas estaban preparadas para ese plan.
Poco a poco fue bajando la intensidad del combate y con ello las esperanzas de “Bam Bam” en poder noquear a Alvarado. El último round se vaticinaba como la oportunidad de Ríos, pero no fue así, esas piernas de Alvarado se movieron más que nunca, y no dejaron que le llegase práctimente ningún golpe. El plan B había llevado a la victoria a Alvarado.
Los jueces dictaminaron sentencia dando por ganador a Mike Alvarado por decisión unánime. Las tarjetas se presentaron 115-113/115-113/115-114 a favor de Alvarado.
Una pelea que sin duda deja la puerta abierta a una tercera guerra, donde cada vez se pelea más con la cabeza y menos con el corazón.
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